Es época de bodas y elegir qué nos ponemos para asistir a un enlace,
puede convertirse en una prueba de fuego, tanto si somos la amiga,
como la hermana o la madre de uno de los contribuyentes. La diseñadora
Matilde Cano nos ayuda desvelándonos algunos de sus secretos para
superar ese duro examen de estilo.
Aunque se imponga el protocolo, la primera premisa en la que insiste la
experta es en ser fieles a nuestros gustos. Únicamente de esta forma,
desprenderemos el aura de seguridad, imprescindible para resultar
elegantes (también en nuestro día a día).
Hay que tener muy en cuenta los códigos que impone el escenario del
enlace. Si se trata de una unión bucólica en el campo, mejor prescindir
de los tacones (os prometemos que se puede) y optar por una sandalia
plana. La norma no escrita nos recordaría que por la mañana no debemos
usar un largo que supere las rodillas, pero para una boda en clave
campestre una falda a los tobillos o un vestido ligero son una elección
impecable. En cuanto a los estampados, las flores acompañaran
perfectamente este look.
Si hablamos de una boda clásica al estilo Nicole Kidman, entonces,
escucharemos los consejos de nuestras madres: Primaran los tonos
neutros, alejándonos de los flúor y los excesos, y nunca, nunca,
usaremos el blanco o el negro totales como aliados. ¿Los complementos?
Bienvenidas al universo de los tocados, guantes y bolsitos de mano.
Estos son los que marcaran el sello de nuestro carácter.
Importante: debemos respetar los largos. Podemos jugar con minifaldas
(basta mirar a Eva Longoria o Audrey Hepburn en sus respectivas bodas),
sin embargo, intentaremos no sobrepasar la medida de la rodilla por la
mañana. Y, dentro de la iglesia, mantendremos los hombros cubiertos.
Tranquilas, las opciones no se acaban en el chal. Un mantón de Manila o
una americana masculina pueden desarrollar sus funciones con nota. El
guiño: los años 20 pisan con fuerza. Inspírate en ellos y darás con la
tendencia.
De noche, todos los gatos son pardos. Blanco y negro aceptados,
aunque mejor en conjunto. Largos, aceptados también. Y tacones
infinitos, aceptadísimos. Eso sí, iremos siempre acordes a nuestra edad y
complexión física. Las cinturas altas crean piernas interminables y los
vestidos ajustados pueden hacer una silueta espectacular pero, ¡ojo! no
dejemos que se conviertan en nuestro enemigo.
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